Uno de los ornamentos de la francmasonería es la práctica de la solidaridad. Los Hermanos unen sus recursos, sean monetarios o en especias para intentar afligir las necesidades de nuestros conciudadanos.
Las actividades se hacen de forma conjunta y, discretamente, cada Hermano hace su aportación.
Se han hecho rifas, sorteos, entregas directas de recursos o recogidas de materiales o productos, siempre con el mismo objetivo: ayudar a nuestro prójimo y mejorar el entorno social.